ROCK y punto
Los que me conoceis un poco ya sabéis cómo me gusta el sonido de una batería potente, y que siempre tiendo a marcar un ritmo con cualquier cosa que tenga cerca, la cucharilla del cafe y la taza, la palma de la mano y la rodilla, la palma de la mano -de nuevo- y el volante del coche... lo que sea con tal de que suene rítmicamente. Pues entonces os imaginais cómo puedo sentirme cuando ùna batería suena inmensa, apabullante, pesada, llavando tras de sí al resto de instrumentos. Bien, pues entonces, si en lugar de una batería con esas características lo que suena son nada menos que dos baterias, a la vez, solapandose, compitiendo entre ellas unas veces, acompañándose otras, poco más hace falta para declararme fan incondicional del grupo que sea.
Pero Lisabö resulta que no son sólo dos baterías, son muuuucho más que eso, llevan dando caña desde 1999, con un rock anguloso y punzante, heredero del sonido Dischord, marcando los postulados de lo que se ha llamado post-hardcore y que a fin de cuentas no es más que rock intenso, con una base rítmica totalmente intimidatoria y con unas guitarras que van y vienen a oleadas de intensidad abrumadora.
Recuerdo Ezarian, su disco del año 2000 como el debut más impactante de los últimos años junto posiblemente con Mutê de (lo:muêso) y More Light de Nisei, pero de eso ya han pasado 7 años, en los que los irundarras han efectuado varios paréntesis en sus trayectoria, hasta que finalmente a comienzos de 2006 decidían poner en marcha su propio sello (Bidehuts) y afrontar la grabación de Ezlekuak (no lugares) desde la más absoluta independencia.
La fuerza apabullante y contagiosa de "Hazi Eskukada I" o de "Aukerak, ankerrak", la intensidad de "Alderantzizko magia" o la tensión que acumula el minutaje de "Nekearen teoria" están ahora mismo al alcance de muy pocas bandas en Europa y ni siquiera logro precisar cómo será la experiencia que supone verlos ejecutar estos temas sobre un escenario.
Pero Lisabö resulta que no son sólo dos baterías, son muuuucho más que eso, llevan dando caña desde 1999, con un rock anguloso y punzante, heredero del sonido Dischord, marcando los postulados de lo que se ha llamado post-hardcore y que a fin de cuentas no es más que rock intenso, con una base rítmica totalmente intimidatoria y con unas guitarras que van y vienen a oleadas de intensidad abrumadora.
Recuerdo Ezarian, su disco del año 2000 como el debut más impactante de los últimos años junto posiblemente con Mutê de (lo:muêso) y More Light de Nisei, pero de eso ya han pasado 7 años, en los que los irundarras han efectuado varios paréntesis en sus trayectoria, hasta que finalmente a comienzos de 2006 decidían poner en marcha su propio sello (Bidehuts) y afrontar la grabación de Ezlekuak (no lugares) desde la más absoluta independencia.
La fuerza apabullante y contagiosa de "Hazi Eskukada I" o de "Aukerak, ankerrak", la intensidad de "Alderantzizko magia" o la tensión que acumula el minutaje de "Nekearen teoria" están ahora mismo al alcance de muy pocas bandas en Europa y ni siquiera logro precisar cómo será la experiencia que supone verlos ejecutar estos temas sobre un escenario.
3 Comments:
¡Sí que has vuelto con ganas! ¡tres entradas en un día! el disco de Lisabo seguro que me gustará y me encantará, de hecho me lo compraré directamente, una buena costumbre que tengo con los grupos de por aquí que me gustan.
Por fin vuelve la emoción!
Bienvenido, Pablo.
Ivan, si te fías de mi (ejem), cómpratelo, que de verdad, seguro que te va a encantar; es más, la próxima vez que pinches lo pondrás entre Big Black y Fugazi.
La emoción nunca se ha ido amigo...
Publicar un comentario
<< Home